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Lineas
Revue interdisciplinaire d'études hispaniques

| 2017 Partie I - Des lignages matriciels

Luis González Fernández

Del hijo de Dios, y del hijo del demonio: Algunos ejemplos de relaciones filiales en el teatro áureo1

Article
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Cet article tente une comparaison entre divers types de filiation tels qu’ils ont été représentés dans le théâtre espagnol du Siècle d’or. Le point de départ est la conception immaculée de la Vierge Marie et le rapport avec la naissance du Christ. Ce cas est montré comme le paradigme de la filiation, grâce à son caractère spécial de divinité. Quelques pièces de théâtre du Moyen Âge et de la première moitié du xvie siècle donnent une idée de la représentation scénique de ces mystères de la religion chrétienne. L’étude propose aussi l’évocation d’histoires de naissances monstrueuses ou issues de relations sexuelles hybrides (des cas de zoophilie, par exemple), pour ensuite examiner la naissance de Merlin, auquel il est fait référence dans une pièce de Juan Ruiz de Alarcón. La partie finale de cette étude est consacrée à l’Antéchrist, également personnage de la pièce éponyme d’Alarcón, présenté, comme son nom l’indique, comme l’antithèse de la figure du Christ.

This article seeks to compare different types of filiation such as they are presented on the Spanish Golden Age stage. The first part evokes as a prime example some theatrical representations of the Virgin Mary and the question of her Immaculate Conception and the relationship with the divine. A reduced number of plays from the end of the Middle Ages and the Early Modern period give some idea of the representation of the Virgin and the birth of Christ. The study then focusses on some examples of monstrous births, the result of hybrid sexual relationships (zoophilia for the most part), essentially from prose sources. The birth of Merlin, son of a noblewoman and a devil is then briefly discussed. Finally, the article focusses on the theatrical depiction of the birth of the Antichrist as seen by the dramatist Juan Ruiz de Alarcón in the eponymous play.

Este artículo se centra en la comparación entre diferentes tipos de filiación tal y como fueron representados en el teatro áureo. La primera parte evoca algunas representaciones de la Virgen María así como la cuestión de la inmaculada concepción y cuestiones relativas al nacimiento de Cristo. El estudio se basa en este punto en piezas teatrales de finales de la Edad Media y del siglo xvi. Se evocan luego algunos casos de nacimientos monstruosos, fruto de relaciones sexuales entre diferentes especies (zoofilia, por ejemplo), para luego pasar a algunas menciones de Merlín en el teatro de Juan Ruiz de Alarcón. El artículo acaba con la exposición de algunas ideas en torno a la representación del nacimiento del Anticristo como antítesis de la concepción y nacimiento de Cristo.

Texte intégral

1Uno de los temas agónicos por excelencia del teatro es el de las relaciones entre padres e hijos, en las que toda la gama de emociones puede tener cabida, desde la alegría del nacimiento de una descendencia hasta la que representa los peligros de unos hijos destinados a suplantar de una manera u otra a sus padres. Podríamos traer a colación dramas fundacionales del teatro europeo como las de la trilogía tebana de Sófocles, o acercándonos más a los siglos de oro, dramas serios o trágicos como El castigo sin venganza de Lope o La vida es sueño de Calderón de la Barca, en la que los hijos tienen un marcado protagonismo, truncado por la muerte en el primer caso, y de plenitud accidentada en el segundo. Los ejemplos de la filiación son múltiples y casi siempre reposan sobre la figura de un padre y la relación que este mantiene con su hijo o hija. Más raros son los casos de madres en la escena áurea, como cualquier lector atento de la comedia podrá comprobar. El presente estudio pretende examinar unos pocos casos de relaciones entre madres e hijos que, ya por su rareza, son en cierto modo extraordinarios.

2Para los espectadores y lectores del teatro en los siglos xvi y xvii no parece osado afirmar que el modelo más acabado de la filiación se encuentra en la relación que Cristo mantiene con su divino padre y con su primero telúrica y luego celestial madre. Como ejemplo paradigmático representa un ideal a partir del cual se pueden medir las demás relaciones filiales, del mismo modo que con su vida de tolerancia y generosidad marca Cristo las pautas a seguir para el buen cristiano. El ejemplo crístico muestra ese amor excepcional de sus progenitores: Dios padre el uno, y madre terrenal inmaculada la otra, ascendida esta última a figura femenina con visos divinos; ambos padres son representados en los evangelios, canónicos y apócrifos, y las glosas patrísticas, como dispuestos a sacrificar por el bien mayor de la humanidad lo que podía ser su mayor tesoro, un hijo varón.

  • 2 Curiosamente esta pieza no pone en escena a la sagrada...

3Fueron ampliamente representados en las diversas artes todos los episodios de la vida de Cristo: nacimiento, niñez, predicación, milagros, prisión, crucifixión, y los acontecimientos post mortem vinculados a la resurrección y hasta las apocalípticas batallas del fin del mundo. En el campo pictórico y escultórico, así como en el literario, abundan ejemplos. Una de las artes que fusionaba magistralmente lo visual con la palabra era el teatro, que no se quedó a la zaga a la hora de expresar los momentos más importantes de la vita Christi. De hecho en nuestro teatro, algunas de las manifestaciones más tempranas escenifican episodios de los evangelios o de sus avatares apócrifos o tradicionales: pensemos en el antiquísimo, para lo que es nuestro teatro, Auto de los reyes magos (siglo xiii)2, La representación del nacimiento de nuestro señor del siglo xv, o las obras navideñas de los dramaturgos de la primera mitad del siglo xvi.

4Antes de entrar de lleno en el tema de la filiación en el teatro, huelga recordar que las tablas españolas están repletas de representaciones de núcleos familiares de todo tipo, desde los que toman como punto de partida directamente relatos mitológicos, históricos o bíblicos, hasta los que proceden de la inspiración de los dramaturgos que, sobre modelos consagrados por ellos mismos, establecen fórmulas familiares variables con una multitud de episodios diferentes en los que las alegrías y las tensiones de la paternidad se exponen, con desenlaces igual de variables. Los padres teatrales áureos superan con creces a las madres hasta tal punto que, si se tratara sólo de estadísticas puras, se podría alegar que la sociedad áurea se construía según el modelo de la familia «monoparental», disparate tan grande quizá como el de ver en esa misma sociedad el patrón masculino como el de un uxoricida medianamente astuto. Raras, desde luego, son las comedias en las que se escenifican episodios de un núcleo familiar con padre y madre, salvando algunos dramas históricos en los que rey y reina comparten el espacio, o aquellos en los que unos ausentes padres se evocan con fines patéticos (pensemos en el caso del Caballero de Olmedo, que no deja de ser también un caso aislado y que tiene como ancestro a la Celestina, donde Pleberio y Alisa, al menos al final, aunque hay quienes discrepen, se representan con el fin de crear unas escenas de pathos).

5Para comenzar a responder en parte a lo que anuncia el título de esta contribución, quisiera evocar primero algunos ejemplos de esa maternidad ejemplar que ofrece la representación de la Virgen María en las tablas españolas, para luego considerar un par de casos excepcionales de filiación monstruosa, y acabar con la representación más abyecta de las relaciones padre-madre/hijo-hija. Todo ello con el objetivo de demostrar dos caras antitéticas de la maternidad y la filiación: la divina y la humana. He reducido mi corpus a unas pocas obras del medievo tardío y del siglo xvi: La representación del nacimiento de nuestro señor, de Gómez Manrique, así como unos autos religiosos sacados de la compilación conocida como Códice de Autos Viejos; una comedia de enredo o de magia, según se mire, La cueva de Salamanca de Juan Ruiz de Alarcón; y El Anticristo, de este mismo autor. A estos textos se añaden algunos casos anecdóticos de fuentes no teatrales.

  • 3 Véanse las interesantes observaciones de Gerardo Boto ...

  • 4 Irreverente en exceso es la copla siguiente: «San José...

6Empezando, pues, por el caso mariano (en sus aspectos más amplios materno y matrimonial), aunque la historia de la virginal concepción de Jesús y parto milagroso de María era dogma y su propia inmaculada concepción lo sería con el tiempo3, el tratamiento que recibió este asunto en su conjunto no fue del todo homogéneo. Si bien nos faltarán siempre testimonios de un teatro incompleto medieval y renacentista, perdido quizá para siempre, las muestras que nos quedan parecen dar a pensar que las relaciones padre-hijo (por simplificar, salvo caso concreto) se plasmaban en el teatro con cierta diferencia según la época. Siempre ciñéndonos al caso religioso, el teatro medieval no tenía empacho en presentar a san José como viejo bobo, algo inclinado a los frutos fermentados de la vid4, y si bien en las escasas muestras teatrales castellanas su propensión por la bebida está ausente, no lo está su falta de entendimiento. El San José de Gómez Manrique, en la navideña obra arriba aludida, es presentado, aunque de forma interrogativa, como el típico senex amans cornudo, en una escena de apertura altamente cómica:

  • 5 Cito por la versión de la Biblioteca Virtual Miguel de...

¡Oh viejo desventurado!
Negra dicha fue la mía
en casarme con María
por quien fuesse deshonrado
Yo la veo bien preñada
no sé de quién, nin de cuánto
Dizen que d’Espíritu Santo,
mas yo d’esto non sé nada.
5

  • 6 Al mismo tiempo, la historia de José, en lo que se ref...

  • 7 Ver por ejemplo John S. Geary, «The “Pitas Payasˮ Epis...

  • 8 Dos ejemplos significativos son «The Reeve’s Tale» y «...

  • 9 En El nacimiento de Cristo se presenta a José como esp...

  • 10 Paul Payan, «Ridicule ? L’image ambiguë de saint Jose...

7El episodio es de carácter catequístico, pues la duda expresada recibe una respuesta teológicamente sólida de parte de un ángel que ha de despejar ese titubeo dogmático, pero el carácter cómico es sin duda el preponderante. El cornudo no sólo es hombre engañado sino ignorante y que ha de aceptar una versión de los hechos que poco o nada parece convencerle6. Su silencio tras las réplicas del Ángel y de María en las que la ignorancia se pone de relieve sobre cualquier otro motivo, no dejarían de evocar para ese público medieval historias sabrosas de la literatura misógina en las que se representaban esas artes femeninas de las que el hombre honrado había de guardarse. Traigamos a colación por ejemplo la historia de Pitas Payas del Libro de buen amor7, o aún alguna de las picantes historias de Chaucer8. Estamos sin embargo ante la reescritura de elementos evangélicos, canónicos o apócrifos, y no ante un teatro del setecientos al estilo drama de honor. No correrá aquí sangre, pero se oirán las risas de los espectadores ante la simplicidad de José, y la cándida respuesta de la reina de los cielos. El papel del padre aquí está presente en dos versiones: la del espíritu santo, que in fine dará paso a que se comprenda como Dios padre, según la metáfora familiar; y el padre putativo san José, relegado enseguida al silencio del cornudo tradicional. En obras marianas sucesivas José está casi ausente de la acción: para los dramaturgos, la filiación de Cristo pasará por la expresión de su relación con Dios padre, claro, pero también por la relación con su madre, única entre las mujeres. En las representaciones escénicas en torno a María, José será sistemáticamente ignorado exceptuando dramas en relación con la huida a Egipto, uno de los pocos episodios, junto con el del nacimiento9, y las dudas de José, que permiten al personaje un mínimo protagonismo. En palabras de Paul Payan, «Il [Saint Joseph] n’existe que dans l’ombre de la Vierge»10.

8El carácter de la madre y su inmaculada concepción son los ingredientes básicos de cualquier representación escénica mariana. Sirvan de ejemplo las palabras de san Juan en el Aucto de la Asunción de Nuestra Señora, pieza número XXXI del Códice de Autos Viejos11:

San Juan: ¡Sálvete Dios, virginal
tenplo de pura linpieca,
do Dios, qu’es suma grandeça,
cupo por gracia especial!
¿Qué milagro es, me dezí,
Virgen, qu’estando en Arlentes
predicando a muchas gentes,
fuy tomado y puesto aquí?
Señora: Hijo Juan, mi muy amado,
¿Miénbraste quando en la cruz
mi hijo Xpo y mi luz
te me dio por abogado?

9La maternidad y la relación filial de María se expresan en el fragmento expuesto de dos maneras. La primera es la evocación de la concepción y parto virginal, como queda dicho arriba, y la referencia explícita a su hijo Cristo, y la segunda el apelativo «Hijo Juan» que la establece como madre del discípulo con el que habla; aunque sea un epíteto lingüístico muy básico en las relaciones intergeneracionales, aquí puede cobrar mayor significado, y confiere a María ese papel de ‘madre de todos nosotros’. Se podrían traer a colación otros ejemplos, tanto del mismo códice como de tempranas comedias nuevas de Lope de Vega como La madre de la Mejor, o La mayor culpa del hombre, en el que se repiten estos elementos, pero pasemos a dar noticias de otros tipos de filiación menos divinos, pero no menos extraordinarios.

Nacimientos monstruosos

  • 12 Ver el todavía imprescindible estudio de Claude Kappl...

  • 13 «La criatura deforme más famosa del siglo xvi es indu...

  • 14 Joseph Penso de la Vega, Confusión de confusiones, Am...

  • 15 Antonio de Torquemada, Jardín de flores curiosas, ed....

  • 16 Un tratado manuscrito de finales del siglo xvii que t...

10Los compendios medievales y renacentistas prestaban atención a todas esas historias que circulaban por el Viejo Mundo y que venían del Nuevo, gabinete de curiosidades literarias que maravillaban al oyente12. Un apartado curiosísimo es el de los partos monstruosos. Célebre fue en extremo el del niño de Rávena del cual se conocen incluso grabados que circularon por toda Europa13. Su historia y otras en las que se describía a niños que nacieron con diferencias físicas llamativas, tan llamativas como el haber nacido con piezas de metal en lugar de ciertos miembros, o naciéndoles de las espaldas, como relata por ejemplo Joseph Penso de la Vega: «en el año de 1628 nació en Portugal un monstruo con una espada en un braço y otro en Lixboa armado de unas láminas que parecían capacetes de yerro»14. Este tipo de relato era de gran agrado para un público ávido de novedades de cualquier orden. El Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada narra también en sus páginas algunos relatos de partos monstruosos, como el de una mujer que se emparejó con un simio y tuvo descendencia: «el simio vino a aprovecharse de ella, teniendo sus ayuntamientos sin que ella fuese parte para estorbárselo […] y de esta manera se hizo preñada y parió en dos veces dos hijos, los cuales, según ella decía y afirmaba, y aun según lo que después se entendió de los que los vieron, hablaban y tenían uso de la razón»15. De partos como consecuencia de la zoofilia a los que son el fruto de la demonofilia (copula cum daemone, o demonialidad, como la llama Ludovico Maria Sinsitrari de Ameno16), otro tipo de relación inter especies, hay solo un paso. Detengámonos en dos casos notorios. Como parte de la propaganda anti-protestante, un obispo, nos relata Johan Weyer, o Wier, en 1583, inventó la historia del origen demoniaco de Martín Lutero, fruto de una mujer y de un demonio íncubo:

  • 17 Johan Weyer, De praestigiis daemonum, [la traducción ...

En el verano del año 1565, para menguar el alcance de las enseñanzas de Martín Lutero, un obispo, en una conferencia en un conocidísimo colegio de una ciudad famosa, contó la historia siguiente sobre el nacimiento de Lutero […] Disfrazado de mercader y fabricante de joyas, el Demonio llegó a Wittenberg, donde se hospedó con uno de los ciudadanos, pues no quería arriesgar perder su género en una posada […]. Pero cuando logró atraer a la hija de su huésped a sus brazos mediante regalos y palabras y otras maneras incitadoras a la sensualidad, al final se atrevió a acostarse con ella y luego desapareció y jamás volvió a aparecer. El vientre de la joven creció un poco más cada día y cuando llegó el momento del parto mostró señales y síntomas extraños y todo apuntaba a que la criatura no había sido concebida de manera legítima. 17

  • 18 De praestigiis daemonum, Libro 3, cap. 30 (31 en la e...

  • 19 Sobre esta noción ver Kappler, op. cit., p. 147 y sig...

  • 20 Ver al respecto Ulric Molitor, que sentencia: «Ex ill...

  • 21 En la literatura inglesa es un personaje de gran rele...

  • 22 Luis González Fernández, «El festín interrumpido: ‘tr...

  • 23 Poco antes, el mago Enrico había dado noticias de su ...

11Tanto en este caso como en el de Merlín18, Weyer se muestra escéptico. A nivel general, entre los relatos de nacimientos híbridos19 a los que se presta más caso está precisamente el de Merlín, mago de la tradición artúrica, que según esta misma tradición era fruto de una doncella y un demonio20. No me consta que en el teatro áureo se le haya dado un trato especial a este personaje aunque sí se le menciona en algunos dramas21. Juan Ruiz de Alarcón, en La cueva de Salamanca, comedia en la que se habla mucho de la licitud de la magia, incluye una breve relación del nacimiento del mago: sirve el detalle, según he sugerido en otro lugar22, para inferir que la magia aprendida por el Marqués de Villena, es de alguna manera de origen demoníaco. He aquí lo que se dice de Merlín23:

Partime a Italia, ambicioso
de las glorias de la guerra,
y al monstruo de ciencias Merlín
por mi dicha encontré en ella;
aquel, según se publican
o verdades o consejas,
lo concibió de un demonio
una engañada doncella,
que esto puede hacer un ángel,
si a vaso femíneo lleva
el semen viril que pierden
los que con Venus se sueñan…
Mas sigan esta cuestión
los que siguen las escuelas,
que a mí no me toca ahora

  • 24 En la nota al verso 675, Celsa Carmen García Valdés c...

probar sus naturalezas.
Merlín, el hijo del diablo,
su apellido común era;
yo he pensado, que por ser
más que humano a todas ciencias. (vv. 673-692)
24

12Parece estar citando Alarcón a los demonólogos y quizá así sea. Merlín goza de una reputación más bien benigna en las letras, como sabio mago al servicio del rey Arturo, y en esta obra como maestro en artes mágicas; la parte demoníaca de su personalidad parece relegada a un segundo plano. En el drama alarconiano no se detienen los personajes en comentarios sobre las repercusiones de semejante portento, se da como información, sin más, con quizá un atisbo de escepticismo en este último comentario del Marqués de Villena en el que se da a entender que Merlín es más un ser extraordinario que hijo de un diablo. En el caso de la otra pieza dramática de Alarcón, el Anticristo, el desarrollo del nacimiento portentoso y monstruoso (en un nuevo sentido ahora) ocupa una parte considerable de la primera jornada, que es donde se construye el personaje apocalíptico.

Incestos y atropellos

  • 25 Remito al interesante trabajo de Lola Josa Fernández,...

  • 26 María José Vega, «Malos saberes y censuras menores en...

13La cuestión de la filiación en el Anticristo es particular ya que en el tratamiento de las circunstancias relativas al nacimiento del antihéroe25 se concentran una sucesión de elementos de abyección, seguramente inspirados en las lecturas apocalípticas de Alarcón, que a todas luces conocía bien: en la obra hay una acumulación de referencias y expresiones vinculadas a lo abyecto que lo sitúan en clara oposición con las tradiciones que rodean el nacimiento de Jesucristo. Se puede decir, con la debida prudencia, que la genealogía de Merlín, incluso con ese padre diablo, es positiva, no lleva tara en su linaje más allá de la mención pasajera; los claros varones demonólogos suelen poner en duda esa paternidad sobrenatural y supongo que incluso la vox populi tiene sus propias dudas al respecto. En la época en que se escriben estas comedias, si la comparación entre el parto mariano y el de cualquier mujer ya era de por sí odiosa, por lo que tiene el parto natural de doloroso y sanguinolento, con ese riesgo de muerte de la madre o del niño, y el de María de indoloro y casi aséptico; y porque en el parto se ha de pensar sin duda en el momento de la concepción y por ende en el coito, cosas todas ellas: dolor, sangre, sexo, que podían hacer estremecerse a los más delicados moralistas, la comparación entre la doblemente inmaculada concepción y pulcro nacimiento de Cristo y la concepción y el nacimiento del Anticristo nos lleva a dos opuestos radicales. Tanto la concepción del Anticristo como su nacimiento son momentos en los que se desvela lo abyecto, lo animal y brutal y lo que sin lugar a dudas hirió y ofendió a los oídos píos26, por retomar la conocida frase de los censores.

14El Anticristo es presentado primero como portentoso infante en una larga descripción declamada por el falso profeta Elías:

  • 27 Las citas se toman de la edición de A. V. Ebersole, E...

A la Asiria babilonea
llegó el decacorno horrendo,
y allí, en medio de los diez,
otro germinó pequeño.
Éste ilustraban dos ojos
como de hombre, y en acento
humano hablaba una boca
en él horribles misterios.
Luego le vi, transformado
en un bello infante tierno,
al terrenal paraíso
trasladarse con secreto.
Allí de espíritus puros
fue educado, y le dio el leño
de la vida inmortal vida
y profundas ciencias ellos.
Súbitamente creció
a hermoso y fuerte mancebo,
y a su rostro, de los diez
se ocultaron los tres cuernos,
y los siete que restaban
a su grandeza sujetos,
se humillaron a su nombre
y a su voz se estremecieron.
Postreme a la majestad
de su venerable aspecto,
y él, admitiéndome humano,
así me dijo, severo:
Yo soy el rey; yo, el Mesías
prometido a los hebreos;
reinaré en Jerusalén,
reedificaré su templo;
27

15Si bien arranca de lo monstruoso y horrendo, la descripción nos lleva hacia «un bello infante tierno», de resonancias crísticas, en un discurso propagandístico eficaz, que tendrá como consecuencia el que algunos judíos sigan el estandarte del Anticristo. Sin embargo, Alarcón, con maestría dramatúrgica, sigue esta descripción épica con una escena entre madre e hijo en la que se rompe por completo la portentosa y divinal imagen inicial que aclamaba la llegada del nuevo Mesías. He aquí la terrible conversación entre madre e hijo:

Madre: Hijo de la maldición, ya ¿qué afrentoso
título habrá, que a tu maldad no cuadre?
¿No te bastó ser parto incestuoso
del que siendo tu abuelo, fue tu padre
sin que lacivo, agora, en amoroso
lazo te unieses a tu misma madre?
Anticristo: ¿Qué dices? Vuelve a pronunciallo:
¿Yo del tribu de Dan? ¿Yo de mi abuelo
hijo soy?
Madre: ¿Qué te admiras de escuchallo?
Tu inclinación opuesta al mismo cielo
no te declara bien, si yo lo callo,
que dio nefanda unión tal monstruo al suelo?
Mas tu origen escucha, pues me obliga
tu delito y mi pena a que lo diga.
Manzer hebreo, dogmatista injusto
en Babilonia, obscuro descendiente
de Dan, movido de venéreo gusto,
en su hermana Sabá, de Oreb ausente
virgen esposa con rigor robusto
logró violento su apetito ardiente,
cometiendo en acto deshonesto,
fuerza, adulterio, estupro, y torpe incesto.
Yo desdichada deste grave exceso
concepto soy; pluguiera al cielo santo
que informe embrión, fatal suceso,
al reino trasladara tal espanto,

  • 28 Alarcón, El Anticristo, op. cit., p. 204-205.

antes que organizado el mortal peso
del alma se informara, para tanto
escándalo del mundo, pues naciendo,
di ocasión a delito más horrendo.
Crecí, y el lustro apenas vio tercero
a verde primavera de mis años,
cuando el mismo Manzer, sensual y fiero,
posponiendo los suyos y mis daños,
en mi amor abrasado, contra el fuero
de padre natural fabrica engaños,
con que no pueda justa resistencia
librarme su bárbara violencia.
Solo se encierra el agresor lacivo
y dogmatista infiel conmigo un día
y, cuando justamente yo concibo
que religiosa acción me prevenía,
el que debiera serme ejemplo vivo
de pura honestidad, la hipocresía
desnudó y las divinas leyes junto
con mi virginidad violó.
Tú fuiste de tu abuelo, padre y tío,
abominable incestuoso efeto […].
28

  • 29 San Agustín, Sermón CXXV: «In natali domine», Augusti...

  • 30 Puede que sea casualidad que uno de los epítetos mari...

16El relato materno contrasta punto por punto con el modelo de la concepción inmaculada de María, ya que aquí la Madre del Anticristo no es fruto de un milagro que borra ese pecado original, como el paradigma mariano, sino de una violación incestuosa, y el propio Anticristo, ya con este infame pedigrí acuestas, será a su vez fruto del incesto de su abuelo y su madre, una concepción diametralmente opuesta a la de Cristo. La comparación con Cristo es de rigor en esta comedia –el propio nombre del protagonista lo anuncia sobradamente– así como en los escritos apocalípticos que abundaron desde la Revelación de san Juan en adelante. Estirando un poco quizá los límites del cotejo o el paralelismo entre ambas historias, la relación padre-hija del abuelo y madre del Anticristo, no deja de recordar esa diferencia de edad entre san José y la Virgen María. Es digno de señalar también que si María es uirgo intacta cuando concibe y mater christi semper uirgo29, la abuela del Anticristo es virgen violada30 y la madre del Anticristo entra en exactamente la misma categoría. Alarcón no se extiende, quizá por ser delicado el asunto, o demasiado obvio, en explicar si el Anticristo, en el momento de cometer el acto incestuoso con su madre, es virgen también. Las palabras «inclinación» y «maldad» y «lacivo» pueden indicar ya una prehistoria sexual (de que sea pecaminosa no queda duda alguna) para el antihéroe alarconiano, pero es mera conjetura. Esta comparación entre la concepción de Cristo y su maléfico doble está implícita en la obra alarconiana y se expone de manera inequívoca en la obra homónima de Lope de Vega, donde Luna, madre del Anticristo revela lo siguiente:

  • 31 Cito por la edición de Marcelino Menéndez Pelayo, El ...

Yo en mis más floridos años
cometí un infame incesto
con mi padre […]
Por cuanto María, Madre
de Cristo fue raro ejemplo
de castidad, la que es tuya
será de amor deshonesto.
31

  • 32 En el Códice de Autos Viejos encontramos tres ejemplo...

17El Anticristo alarconiano, molesto en extremo con el relato revelador de su madre y las consecuencias que esto podría tener para el éxito de su campaña mesiánica, mata a su progenitora arrojándola a una sima, una especie de abismo, acción que contrasta con la de Cristo que precisamente baja a la tierra para recoger a su madre y subir con ella en majestad a los cielos, como dan cuenta en el teatro numerosos ejemplos de la asunción de María32. El nacimiento del Anticristo se nos brinda entonces como el reflejo de un espejo, en el sentido absolutamente estricto de la palabra, de la concepción y nacimiento de Cristo, como un macabro espectáculo con copia de alusiones a prohibiciones sexuales, forzadas relaciones, partos indeseables y relaciones conflictuales filiales.

  • 33 Las pieles constituyen una marca inconfundible del sa...

18Los ejemplos aquí evocados presentan una gama que nos lleva de la sublimación de la mujer hasta convertirla en especie de deidad, salvando las distancias teológicas, en un modelo tan perfecto que se hace inalcanzable e inigualable. Pero para los siglos en cuestión, las mujeres que no respondían al modelo clásico de la santidad en sus dos vertientes, la virtuosa virgen, y la pecadora redimida, se ajustaban a otro modelo menos decoroso, en el que un rebajamiento sistemático las asocia a lo animal o lo monstruoso. Los ejemplos antiguos son muy numerosos: sirena, harpía, Gorgona, valkiria, lamia. Estas mujeres son monstruosas per se, pero hay otras que lo son por asociación sexual con seres de otra especie, mediante la zoofilia o peor, que arrojan al mundo una progenitura híbrida, que a su vez engrosa las filas de los monstruos. En muchos casos el retrato de la mujer se aleja del modelo socialmente aceptable de la doncella casadera y luego fiel esposa, paradigma inferior al de la Virgen, pero loable aún, y se convierte en una acumulación de muestras de la abyección femenina que va mucho más allá de los comentarios paulinos misóginos para ahondar en los terrenos incómodos del incesto, del estupro y de la vergüenza ocultada. Los valores negativos de la mujer como la envidia, las habladurías, el apetito sexual, y la crueldad, se exacerban cuando se trata de las asociaciones con sus hijos. Madres infanticidas, madres incestuosas, y madres adúlteras; todas ellas se reflejan en el modelo positivo y adquieren una otredad necesaria para que se las pueda catalogar en el campo de lo ajeno y de lo amenazador. No creo que sea casualidad que la madre del Anticristo, y su hijo, aparezcan en su primera escena vestidos de pieles33, animalizados en apariencia y condenados a nivel moral por las palabras, contrastando así con las pulidas imágenes de la Virgen María, impecable, o las santas mártires que solo pierden su virginal ‘feminidad’ intacta cuando son sometidas a la degradación corporal, expresión física de la tortura moral o religiosa que reciben y claro testimonio de su fortaleza; no la perderán de esa manera más tradicional, en una relación amorosa que las llevará al parto, expresión después del acto sexual y embarazo de que la mujer ya no es virgen. Violentamente torturadas en exceso, se señalará incluso su actitud viril, que las redime de la suerte menos gloriosa de ser madres y por ende de haber conocido varón. Si los apóstoles pueden hacer alarde de la filiación perfecta de Jesucristo y, de algún modo, verse asociados a esa madre virginal que se convierte en la suya propia, el Anticristo se ve obligado, por razones políticas y sociales, a ocultar su origen, y sus acólitos a construir un relato falso sobre su linaje y procedencia. Su madre lo hizo torpemente con pieles de animales que recordaban un origen heterodoxo, el Anticristo lo hace mediante la supresión del discurso molesto de su madre al asesinarla y mediante la ocultación de las pruebas al echarla violentamente en el fondo de una sima. En una obra como el Anticristo, las mujeres, tanto las presentes en escena (madre, Sofía), como las ausentes (la abuela del Anticristo) se asocian enseguida con el deseo masculino incontrolado, sujeto a pasiones reprobables: si bien, considerando el deseo masculino, existe un primer nivel de relación sexual que es el que se concibe dentro del marco matrimonial; un segundo nivel sería el deseo de una mujer fuera de este marco; y el grado superior, el del deseo de una mujer de su propia sangre, adentrándonos en esa máxima prohibición que es el incesto, especie de antítesis de la relación filial, que se plasma en la figura del Anticristo, y que contrasta en lo absoluto con el paradigma crístico. No sé si sería descabellado inferir que en el episodio de la revelación de su filiación, el Anticristo silencia esa verdad materna, que constituye un «saber», aunque Sofía, más tarde en el argumento, en tanto personificación de un saber que el Anticristo desea poseer con el mismo grado de lujuria que a su madre, aparecerá para constituir de nuevo un estorbo a las pretensiones del falso Mesías. Allí anega éste el saber de su madre, luego lo intenta controlar en esa proyección o representación del saber-sabiduría que es Sofía.

19Los límites de la filiación en esta comedia sobrepasan con creces los términos que encontramos en la mayoría de las obras teatrales de la época en las que lo incestuoso se evoca con mucha precaución. Aquí, Alarcón lo trata de manera frontal, sin circunloquios, y como parte de una larga lista de atropellos morales. Todas las obras a las que se han aludido abordan de manera oblicua o frontal el tema de la filiación, como milagro sublime, como curiosidad o maravilla digna de ser contada o como peligrosa constatación del pecado: linaje preclaro por un lado y mancha ignominiosa de una sangre mil veces maldita por el otro.

Bibliographie

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Notes

1 Este trabajo se inserta dentro del marco del proyecto I+D del Ministerio de Economía y Competitividad, FFI2013-47806-R, «BITAE (II): nuevos paradigmas de interpretación teatral: respuestas para una sociedad en conflicto multicultural», IP Juan Antonio Martínez Berbel.

2 Curiosamente esta pieza no pone en escena a la sagrada familia: la única mención a María se resume en un genérico «fembra», Auto de los reyes magos, v. 15, (edición en línea de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, disponible en: <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/auto-de-los-reyes-magos--0/html/fef96226-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_0> (consultado el 26 de noviembre de 2016). El texto puede que esté incompleto. Cabe también la posibilidad de que quien lo haya escrito no fuese particularmente devoto de la Virgen ni se situara (al menos literariamente) en las cada vez más intensas querellas en torno a la inmaculada concepción.

3 Véanse las interesantes observaciones de Gerardo Boto Varela, que resume algunos puntos relevantes en torno a la Virgen, su inmaculada concepción, y cuestiones apocalípticas, «Cénit y eclipse de la mujer apocalíptica. Los atributos astrales en la iconografía mariana de la baja Edad Media», Lambard Estudis d’Art Medieval, 2003, 15, p. 53-85, en especial p. 74-75. Sigue de imprescindible lectura el libro ya clásico de Marina Warner, Alone of All Her Sex. The Myth and Cult of the Virgin Mary, London: Picador, 1976, al que el propio Boto Varela se refiere abundantemente. Sobre la inmaculada concepción en Warner, ver sobre todo las páginas 236-254.

4 Irreverente en exceso es la copla siguiente: «San José era carpinteru, y vendía las virutas ¿y todo lo que ganaba? En borracheras y en putas». Ver Luis González Fernández, «La utilización de los santos en las coplas tradicionales, dichos y refranes recogidos en Arenas de Cabrales (Asturias)», in: Marc Vitse (ed.), Hommage à Henri Guerreiro. L’hagiographie, entre histoire et littérature (Espagne, Moyen Âge et Siècle d’or), Pamplona: Universidad de Navarra; Toulouse: Université de Toulouse, 2005, p. 699-712.

5 Cito por la versión de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, disponible en: <http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-representacion-del-nacimiento-de-nuestro-senor--0/html/fef96a50-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html#I_1>

6 Al mismo tiempo, la historia de José, en lo que se refiere a los desposorios, tiene un toque picante. Charlene Villaseñor Black observa lo siguiente: «Castro’s comedia bíblica [El mejor esposo, San José] implies that the paintings allude to an unexpected sexual innuendo. Conditioned by Castro’s play, viewers would have understood that Joseph’s main attribute, the flowering staff, refers to a ribald event in the narrative, the choosing of St. Joseph in act 1. According to the stage directions, Joseph and the other young Jewish men enter the stage with their staffs in hand. God’s voice explains that the lucky man who sees his “dry staffˮ transformed into a “fresh bouquetˮ will be Mary’s “chosen spouseˮ. Suddenly, Joseph’s staff bursts into bloom, and he exclaims: “What do I see? Woe is me! It seems that the fresh mist that blows forth moistens my dry staff. Now new leaves burst forth, now white flowers bloom!ˮ According to the stage directions, at this moment white flowers burst from Joseph’s rod as a dove appears. To the modern reader, such innuendo could hardly be less subtle», «Love and Mariage in the Spanish Empire: Depictions of Holy Matrimony and Gender Discourses in the Seventeenth Century», Sixteenth Century Journal, 32.3, 2001, p. 646.

7 Ver por ejemplo John S. Geary, «The “Pitas Payasˮ Episode of the Libro de Buen Amor: Its Structure and Comic Climax», Romance Philology, 49.3, 1996, p. 245-261.

8 Dos ejemplos significativos son «The Reeve’s Tale» y «The Miller’s Tale», ambos cuentos contienen maridos engañados. Ha perdurado perfectamente la idea del cornudo ridiculizado hasta nuestros días en las letras populares. En una cumbia de finales del siglo pasado encontramos el siguiente desenlace de un relato en el que se cuenta que un matrimonio tuvo ocho niños rubios como la mantequilla primero y luego un negrito, que despierta la curiosidad del marido: «Del matrimonio/ nacieron nueve hijos/ Ocho salieron/ rubiecitos./ Yo lo vi, a mí nadie/ me lo dijo/ que el noveno resultó/ ser bien negrito./ El marido soportó por muchos años pero/ a la larga el silencio/ le hizo daño./ Decidió confesar a su mujer./ Así lo hizo y ahora/ ustedes van a ver:/ –Oye Capullo,/ a todos los quiero igual./ Todos son angelitos/ y los llevo aquí en el alma,/ pero hablemos del negrito,/ sin perder la calma./ ¡Dime Capullo! ¿Es/ hijo mío el negrito?/ Y ella le contestó./ Y ella le contestó:/ –Oye Sorullo,/ el negrito es el único tuyo». «Capullo y Sorullo», canción de La Sonora Dinamita (1993).

9 En El nacimiento de Cristo se presenta a José como esposo amante y para nada ridículo. Aparece la comedia atribuida a Lope en la edición de la Biblioteca de Autores Españoles, tomo 159, Madrid: Atlas, 1963, p. 225-251 (reedición de la ed. de finales del siglo xix de Marcelino Menéndez Pelayo).

10 Paul Payan, «Ridicule ? L’image ambiguë de saint Joseph à la fin du Moyen Âge», Médiévales, vol 19, no 39, 2000, p. 96-111. El teatro medieval inglés y previo a la Reforma protestante abunda en obras sobre las dudas de san José: ver por ejemplo la obra del ciclo de Coventry, The Shearmans’ and the Taylors’ Pageant: «For-sothe, thys childe, dame ys not myne Alas! That eyuer wythe my nynes I suld see this syght», v. 114-116, in: Craig Hardin (ed.), Two Coventry Corpus Christi Plays, Early English Texts Society, Extra Series LXXXVII, London: Kegan Paul-Trench-Trübner, 1902, p. 1-32. Ver también Mikiko Ishii, «Joseph’s Proverbs in the Coventry Plays», Folklore, 93.1, 1982, p. 47-60.

11 Cito, cotejando con el manuscrito de la Biblioteca Nacional de España (MSS 14711), por la edición de Rouanet, supliendo tildes y puntuación. Aucto de la Asunción de Nuestra Señora (XXXI), in: Léo Rouanet (ed.), Colección de autos, farsas y coloquios del siglo xvi, Madrid-Barcelona: M.Murillo-L’Avenç, 1901, tomo II, p. 3, vv. 53-64.

12 Ver el todavía imprescindible estudio de Claude Kappler, Monstres, démons et merveilles à la fin du Moyen Âge, Paris: Payot, 1980. Remito igualmente, para un resumen muy útil del alcance en el Siglo de Oro de la palabra ‘monstruo’ y otras análogas a Tatiana Alvarado Teodorika, «El monstruo en la comedia mitológica de Calderón», in: Francis Desvois (dir.), Le Monstre: Espagne et Amérique Latine, Paris: L’Harmattan, 2009, p. 253-270. También de gran interés es el artículo de Mariela Insúa Cereceda, «De asombros, horrores y fatalidades: algunos apuntes acerca de las relaciones de monstruos (siglos xvii y xviii)», in: Mariela Insúa Cereceda y Ligia Peres (eds.), Monstruos y prodigios en la literatura hispánica, Madrid-Franfurt: Iberoamericana-Vervuert, 2009, Biblioteca Indiana, 20, p. 149-161.

13 «La criatura deforme más famosa del siglo xvi es indudablemente el llamado monstruo de Rávena», afirma Folke Gernert en su erudito, y muy documentado, estudio sobre literatura de prodigios, «Relaciones de sucesos monstruosos y las Histoires prodigieuses de Pierre de Boaistuau», in: Pedro M. Cátedra y María Eugenia Díaz Tena, Géneros editoriales y relaciones de sucesos en la Edad Moderna, Salamanca: SEMYR y SIERS, 2013, p. 198.

14 Joseph Penso de la Vega, Confusión de confusiones, Amberes, 1688, p. 80. Cito por la edición en línea de la Digital Bibliotheek voor de Nederlandse Letteren: <http://www.dbnl.org/tekst/vega002conf01_01/vega002conf01_01.pdf> (consultado el 26 de noviembre 2016).

15 Antonio de Torquemada, Jardín de flores curiosas, ed. Giovanni Allegra, Madrid: Castalia, 1982, p. 183; refiere el mismo autor una historia que se desarrolla en Suecia de una doncella raptada por un oso con el cual luego tiene un hijo. Torquemada, p. 180 y siguientes.

16 Un tratado manuscrito de finales del siglo xvii que tuvo que esperar hasta 1875 para ser editado, por Isidore Lisieux, lleva por título De Daemonialitate, et Incubis et Succubis. Este rarísimo libro fue reeditado, pero solo en su traducción francesa, en 1956 (Paris: Le Terrain Vague), y 30 años más tarde de nuevo sólo la traducción, revisada (Toulouse: Bibliothèque Ombres, 1998). Una edición bilingüe (latín-inglés) existe en línea: <https://ia801406.us.archive.org/35/items/demonialityorinc00sinirich/demonialityorinc00sinirich_bw.pdf> (consultado el 17 de diciembre de 2016).

17 Johan Weyer, De praestigiis daemonum, [la traducción es mía], libro 3, capítulo 23 [24 en 1568] «Commentum de Martini Lutheri ortu demoniaco». Cito a partir de la edición de 1568, Basileae: Ex Officina Oporiniana, de la Bayer. Staatsbibliothek, consultada el 26 de noviembre de 2016 en línea: <http://www.mindserpent.com/American_History/books/Wierus/1568_wierus_de_praestigiis_daemonum.pdf>.

18 De praestigiis daemonum, Libro 3, cap. 30 (31 en la edición de 1568), donde dice Weyer: «Idem Boethius, constantem fuisse famam inquit, Merlinum ex incubi & nobilis Britannici sanguinis fœminæ concubitu genitum esse. Hinc quilibet palam uidet, quantum hisce miraculuis apud historiographos fidei debeatur» [Boecio también dice que había un rumor persistente de que Merlín había sido concebido tras la unión de un demonio íncubo y una mujer británica de sangre noble. En esto se ve claramente el crédito que se le ha de dar a tales maravillas contadas por los historiadores (la traducción es mía)].

19 Sobre esta noción ver Kappler, op. cit., p. 147 y siguientes.

20 Ver al respecto Ulric Molitor, que sentencia: «Ex illa enim hystoria habes Merlinum ex incubo diabolum genitum», De lamiis et phitonicis mulieribus, Colonia, 1489, b6r. [El Merlín de esta historia era hijo de un demonio íncubo (la traducción es mía)]. Ver también Weyer que cita el caso de Merlín y refuta la veracidad de este ejemplo así como muchos otros. El texto latino proviene de la edición facsímil que se encuentra en Ulric Molitor, Des Sorcières et des Devineresses. Le premier procès de sorcellerie, Paris, Tiquetonne, s. d.

21 En la literatura inglesa es un personaje de gran relevancia, existe incluso una obra de teatro del siglo xvi, The Birth of Merlin, en la que como su título indica se da debida cuenta de las circunstancias del nacimiento del mago: «Merlin: Why, mother, I can be but half a man at best,/And that is your mortality; the rest/In me is spirit; ’tis not meat, nor time,/That gives this growth and bigness; no, my years/Shall be more strange then yet my birth appears./Look, mother, there’s my uncle (E1v.). […] Clown: Thank you, brother: we have gone many a weary step to finde you; you may be a husband for a lady, for you are far fetcht and dear bought, I assure you. Pray, how should I call your son, my cousin here?//Devil: His name is Merlin» (E2v.), William Rowley, The Birth of Merlin, or The Childe hath found his Father, (antes de 1626), cito por la edición digital de <https://archive.org/details/birthofmerlinwri00rowluoft>, que reproduce la edición de Thomas Johnson de 1662 en la que se da también a William Shakespeare como coautor de la obra.

22 Luis González Fernández, «El festín interrumpido: ‘transubstanciación’ y magia demoniaca en La cueva de Salamanca y Quien mal anda en mal acaba de Juan Ruiz de Alarcón», in: María Dolores González (ed.), Homenaje a Alberto Porqueras Mayo, Lérida: Universidad de Lérida, 2011, p.  123-139.

23 Poco antes, el mago Enrico había dado noticias de su propio aprendizaje en Italia: «Al fin topé en Italia un eminente/en las ciencias varón, Merlín llamado», vv. 379-380, cito aquí, y en las demás ocasiones, por la edición de Celsa Carmen García Valdés, La cueva de Salamanca La prueba de las Promesas, Madrid: Cátedra, 2013.

24 En la nota al verso 675, Celsa Carmen García Valdés cita el Tesoro de Covarrubias al igual que el Quijote donde se habla de la concepción de Merlín. En «Acostarse con el enemigo: el demonio lujurioso en la comedia nueva» (en prensa), me he ocupado de los demonios íncubos y súcubos y su representación en el teatro áureo.

25 Remito al interesante trabajo de Lola Josa Fernández, «El Anticristo de Juan Ruiz de Alarcón de antihéroe bíblico a héroe metateatral», Anuario Brasileño de Estudios Hispánicos, 8, 1998, p. 65-78.

26 María José Vega, «Malos saberes y censuras menores en el siglo xvi», in Folke Gernert (dir.), Los malos saberes, Toulouse: Méridiennes-Presses universitaires du Midi, 2015, p. 13-28. Ver de la misma autora, «Escandaloso, ofensivo y malsonante. Censura y vigilancia de la prosa espiritual en la España de Siglo de Oro», Criticón, 120-121, 2014, p. 137-154.

27 Las citas se toman de la edición de A. V. Ebersole, El Anticristo, en Juan Ruiz de Alarcón. Segunda parte de las obras completas, Valencia: Castalia, Estudios de Hispanófila, 5, tomo II, 1966, p. 203-204.

28 Alarcón, El Anticristo, op. cit., p. 204-205.

29 San Agustín, Sermón CXXV: «In natali domine», Augustini hipponensis episcopi Opera omnia, post lovaniensium theologorum recensionem, tomus quintus, pars altera, Paris: Gallice, 1841, col. 1994.

30 Puede que sea casualidad que uno de los epítetos marianos sea «post partum uirgo inviolata», tal y como señala Pierre Wagner en su estudio sobre la liturgia cristiana, Origine et développement du chant liturgique jusqu’à la fin du Moyen Âge, Tournai, Desclée, Lefebvre et Cie., 1904, p. 288, disponible en: <https://books.google.fr/books?id=ejQRAwAAQBAJ&pg=PA288&dq=inviolata+virgo&hl=fr&sa=X&ved=0ahUKEwj4-K-D3tDQAhUKJ8AKHebsDk0Q6AEIQjAE#v=onepage&q=inviolata%20virgo&f=false>, consultado en línea el 17 de diciembre de 2016.

31 Cito por la edición de Marcelino Menéndez Pelayo, El Antecristo, en Obras de Lope de Vega, vol. VIII, Biblioteca de Autores Españoles, Madrid: Atlas, 1959, p. 426a.

32 En el Códice de Autos Viejos encontramos tres ejemplos. Sobre estos autos ver Luis González Fernández, «Santos viajeros en el Códice de Autos Viejos», in: Alain Bègue y Emma Herrán Alonso (dir.), Pictavia Aurea. Actas del IX Congreso de la Asociación Internacional “Siglo de Oro”, Poitiers, 11-15 de julio de 2011, Toulouse: Presses universitaires du Midi, Anejos de Criticón, 19, 2013, p. 871-880, y la bibliografía citada.

33 Las pieles constituyen una marca inconfundible del salvaje, tan usual en la Edad Media y en el Siglo de Oro, ver Fausta Antonucci, El salvaje en la comedia del Siglo de Oro: historia de un tema de Lope a Calderón, Pamplona-Toulouse: Universidad de Navarra-Université de Toulouse, 1995.

Pour citer ce document

Luis González Fernández, «Del hijo de Dios, y del hijo del demonio: Algunos ejemplos de relaciones filiales en el teatro áureo1», Lineas [En ligne], Numéros en texte intégral /, Filiation, imaginaires et sociétés, Partie I - Des lignages matriciels, mis à jour le : 27/11/2017, URL : https://revues.univ-pau.fr:443/lineas/index.php?id=1994.

Quelques mots à propos de :  Luis  González Fernández

Luis González Fernández - Université Toulouse-Jean Jaurès

Luis González Fernández, docteur de l'université de Londres est actuellement Maître de conférences à l'université Toulouse Jean-Jaurès, où il est directeur scientifique des Presses universitaires du Midi et responsable scientifique de la collection Méridiennes (FRAMESPA, UMR 5136 du CNRS); auteur d'une trentaine d'articles sur le théâtre du Siècle d'or, centrés essentiellement sur le rôle du diable, il travaille également sur la démonologie de l'époque moderne.